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"No es una sorpresa para nadie". ¿Por qué el asalto golpista de Brasil se asemeja al del Capitolio de Estados Unidos?

Los partidarios de Jair Bolsonaro asaltaron las instalaciones de los tres poderes de Brasil, en un ataque muy similar a los disturbios de Estados Unidos de hace dos años.

Por Carmen Sesin e Isabela Espadas Barros Leal - NBC News

MIAMI — Un día después de que partidarios del expresidente Jair Bolsonaro asaltaran edificios gubernamentales en Brasil, Vitor Spier, que vive en Orlando, Florida, condenó la violencia en su país natal.

Pero Spier, un partidario de Bolsonaro que cree que las recientes elecciones de Brasil fueron fraudulentas, dijo que estaba “esperando” alguna respuesta de los partidarios del expresidente.

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“No creemos que haya ganado por la voluntad del pueblo”, dijo Spier, refiriéndose al nuevo presidente Luiz Inácio Lula da Silva, también conocido como Lula.

La opinión de Spier se hace eco de lo que Bolsonaro y muchos de sus aliados han dicho desde que perdieron la polémica segunda vuelta presidencial del 30 de octubre, alegando fraude electoral y elecciones amañadas.

La expectativa de violencia en su país de origen fue compartida por los brasileños-estadounidenses que se oponen a Bolsonaro.

“Esto no es una sorpresa para nadie”, declaró Alinio Azevedo, un brasileño que vive en Aspen, Colorado. “Bolsonaro ha estado hablando de esto durante meses. Era totalmente evitable”, opinó.

Bolsonaro está en Orlando, donde tiene partidarios entre el creciente número de brasileños-estadounidenses del estado. Florida es el hogar de un gran número de expatriados latinoamericanos, incluidos muchos que apoyan la política de centro-derecha y han gravitado hacia el partido republicano — que ha cultivado este creciente bloque de votantes.

Florida es un entorno permisivo, sobre todo para el expresidente, según Eric Farnsworth, vicepresidente del Consejo de las Américas y de la Americas Society. “Es un lugar muy común donde los latinoamericanos son generalmente bienvenidos y se sienten cómodos”, explicó.

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Bolsonaro fue hospitalizado recientemente en el área de Orlando, según una declaración de su esposa en Instagram.

Sus partidarios se habían estado reuniendo frente a la casa del luchador brasileño retirado de Artes marciales mixtas (MMA) José Aldo, donde se cree que Bolsonaro se está quedando, para expresar su apoyo.

En un vídeo publicado en YouTube, el agente inmobiliario de Orlando Ricardo Molina filmó lo que parecía ser el expresidente saliendo de la casa para saludar a sus partidarios antes de la toma de posesión de Lula. Molina no respondió a una solicitud de comentarios, y NBC News, cadena hermana de Noticias Telemundo, no ha verificado el paradero de Bolsonaro.

Antiguos vínculos con Trump y sus aliados

Después de que la turba enfurecida de partidarios de Bolsonaro irrumpiera en el palacio presidencial, el Congreso y la Corte Suprema, muchos están trazando paralelismos entre lo que ocurrió en Brasil y los disturbios del Capitolio del 6 de enero de 2021 en EE.UU. Muchos se están centrando en la larga relación entre Bolsonaro y su familia y el expresidente estadounidense, Donald Trump, así como su exasesor y estratega político, Steve Bannon.

Tras la derrota de Bolsonaro, comenzaron a surgir en Brasil denuncias infundadas de fraude electoral, que recuerdan a las de Estados Unidos.

Tras los disturbios del domingo, Bannon compartió un vídeo en la plataforma de medios sociales de extrema derecha Gettr que mostraba a los manifestantes entrando a raudales en el edificio del Congreso y los llamaba “luchadores por la libertad de los brasileños".

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Bannon también publicó falsamente que “Lula robó las Elecciones” en repetidas ocasiones.

Bannon había dicho antes de las elecciones brasileñas que Bolsonaro solo perdería si “las máquinas” robaban las elecciones. 

Eduardo Bolsonaro, el hijo del expresidente que también es diputado, se ha reunido con Trump y Bannon en numerosas ocasiones desde que su padre asumió el cargo en 2019.

De cara a las elecciones presidenciales en Brasil, los aliados de Trump exportaron muchas de las estrategias de campaña del expresidente al país latinoamericano.

En una conferencia de la Coalición de Acción Política Conservadora (CPAC, por sus siglas en inglés) en Brasil en 2021, entre los invitados se encontraban Donald Trump Jr. y el representante Mark Green, republicano por Tennessee, que votó en contra de certificar los resultados de las elecciones de 2020. Los oradores atacaron a la prensa y tacharon a sus rivales de criminales y comunistas. 

Eduardo Bolsonaro dio una presentación sobre fraude electoral en Sioux Falls, Dakota del Sur, en agosto de 2021, en un evento organizado por Mike Lindell, el ejecutivo de la almohada y una de las principales voces sobre las falsas afirmaciones de Trump de que las elecciones presidenciales de 2020 estaban amañadas.

Simpatizantes del expresidente brasileño, Jair Bolsonaro, invaden el Congreso Nacional en Brasilia, el 8 de enero de 2023.
Simpatizantes del expresidente brasileño, Jair Bolsonaro, invaden el Congreso Nacional en Brasilia, el 8 de enero de 2023.Sergio Lima / AFP via Getty Images

Eduardo Bolsonaro fue vitoreado por Lindell y Bannon mientras hablaba sobre fraude electoral, teorías conspirativas y los medios de noticias falsas.

Tras la derrota de Bolsonaro en octubre, decenas de miles de simpatizantes comenzaron a acampar frente a instalaciones militares en todo Brasil para protestar por su derrota.

Mientras tanto, Eduardo Bolsonaro, visitó a Trump en Mar-a-Lago. Él y otros miembros del círculo íntimo de Bolsonaro han consultado con los aliados de Trump para trazar una estrategia, aprovechando la energía de los partidarios de su padre.

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Trump no ha respondido al ataque en la capital brasileña.

Hubo otras similitudes con los acontecimientos que condujeron al 6 de enero.

Laura Pereira, una investigadora brasileña centrada en redes sociales e internet, señaló que los manifestantes utilizaron principalmente WhatsApp, Telegram y YouTube para organizar y financiar el levantamiento.

“Los medios digitales se utilizaron para organizar y ejecutar las acciones, no sólo para compartir desinformación”, explicó Pereira. “Es como un ecosistema de información sobre la necesidad de actuar en Brasilia, para [robar] el poder, defender la agenda de Bolsonaro y rebelarse contra la democracia”, agregó.

“La desinformación fue una parte creciente de nuestra elección”, dijo, calificándola como un “desafío con respecto a la democracia e internet en general".

Paralelismos con el 6 de enero con una distinción importante

Hay una diferencia fundamental entre los disturbios de Brasil y los del 6 de enero, según Bruna Santos, asesora principal del Instituto Brasil del Woodrow Wilson Center, un think tank de Washington D.C.

“La principal es el momento. El ataque del Capitolio tenía el objetivo definido de obstruir la toma de posesión de Joe Biden para impedir que su victoria se convirtiera en una conclusión inevitable”, recordó Santos. En Brasil, por el contrario, todos los plazos (declaración de resultados, juramento, toma de posesión) habían transcurrido antes de que se produjeran los disturbios.

“Implica que la posibilidad de que un golpe tenga éxito en este momento es mucho más remota”, dijo Santos, “como demuestra la rápida reacción de la comunidad mundial".

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Para Farnsworth, el momento del motín demostró que no se trataba de hacer que Bolsonaro regresara a Brasil. “No creo que Bolsonaro tenga interés en hacer eso. Por eso se fue a Florida”, señaló.

“Están más interesados en no permitir que Lula tome el poder. Y si ese es el caso, entonces tenemos un verdadero problema”, opinó Farnsworth sobre las implicaciones para el nuevo presidente.

Aproximadamente 1,500 manifestantes han sido detenidos desde el domingo, y se considera el peor ataque a la democracia del país en casi 40 años.

Quienes predijeron la violencia afirman que la policía debería haber hecho más para evitarla. La Corte Suprema de Brasil dictaminó el domingo que Ibaneis Rocha, gobernador del Distrito Federal donde se encuentra la capital, fuera suspendido a raíz de la violencia.

“Todo el mundo sabía que esto era una posibilidad. ¿Por qué el departamento de policía del [Distrito Federal] no hizo nada para impedirlo?”, se preguntó Azevedo. “Hay conversaciones abiertas en las redes sociales de que se han reunido para hacerlo”, indicó.