La mañana tras el ataque contra Siria por parte de Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, un video del presidente sirio, Bashar al-Assad, supuestamente lo mostraba paseándose con toda calma por pasillos impecables, vistiendo un saco y con un maletín en mano. Era una “mañana de firmeza”, decía el mensaje en la red social Twitter por parte la presidencia siria, acompañado del video del presidente.
“Las buenas almas nos serán humilladas”, decía otro mensaje.
El gobierno sirio ha negado en repetidas ocasiones el uso de armas químicas. Previo al ataque, la presidencia siria denunciaba “las amenazas de algunos países occidentales contra Siria con base en mentiras fabricadas por ellos y organizaciones terroristas”.
Estados Unidos dijo esta semana tener “un alto grado de confianza” sobre el uso del régimen sirio de armas ilegales contra la población. A esta afirmación se habían sumado el Reino Unido y Francia, diciendo que tenían evidencia del uso de armas químicas por parte del régimen sirio. Numerosos testigos habrían visto helicópteros, provenientes de bases el Ejército, lanzar “bombas de barril” con armas químicas contra la población. Existirían además reportes de inteligencia para confirmar el supuesto ataque químico. Activistas de Centro de Documentación de Violaciones, que registra las violaciones a los derechos humanos en Siria, indicaron que habían descubierto los cuerpos de personas muertas de asfíxia por gases tóxicos.
Mientras Trump hablaba de un “ataque perfectamente ejecutado” en redes sociales, un comunicado militar sirio alegaba que la mayoría de los misiles disparados contra el país habían sido derribados o desviados. De 103 mísiles de crucero, las defensa sirias habían tumbado 71, aseguraban. El Pentágono decía lo contrario: “golpeamos exitosamente cada objetivo”, declaró su vocera Dana White en un conferencia de prensa. La capacidad de siria de llevar a cabo ataques químicos había sido “incapacitada”.
En Damasco, Siria, cientos de personas se congregaban en plazas de la capital, haciendo sonar sus cláxones y haciendo señas de victoria.
“No le tenemos miedo a los misiles norteamericanos. Humillamos a sus misiles”, dijo Mahmoud Ibrahim, mientras agitaba una bandera siria, según reportó la agencia The Associated Press.
El Secretario de Defensa, James Mattis, había subrayado el viernes los objetivos del ataque: unas instalaciones de investigación, un puesto de comando y lo que se cree eran reservas de gas sarín, lo necesario para “degradar a largo plazo” la capacidad de desarrollar y utilizar armas químicas por parte del régimen sirio.
Aquí también Siria alegó lo contrario. Uno de los edificios destruidos, había sido un centro educativo y un laboratorio, según el general de brigada Ali Mayhoub. El ataque había dejado tres heridos. El Centro para Investigación Científica que había sido destruido sí desarrollaba químicos, pero farmacéuticos, incluidas medicinas para el cáncer, le dijo un oficial a periodistas.
“Esto sólo aumentará la determinación de Siria y el pueblo sirio de continuar a luchar y aplastar el terror en cada pulgada del país”, dijo el presidente sirio, Bashar al-Assad, según un mensaje de la presidencia siria.