IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

Nevada, un estado permisivo con las armas de fuego

La matanza de Las Vegas desnuda la facilidad con la que se pueden comprar rifles y meterlos en hoteles sin levantar sospechas

Stephen Paddock tenía 16 armas de fuego en la habitación del hotel desde el que disparó contra una multitud que asistía a un concierto en Las Vegas durante más de 10 minutos, matando a 59 personas e hiriendo a más de medio millar. En una vivienda en Nevada guardaba otras 18 armas, además de explosivos y miles de cargas de munición. La matanza se ha producido en un estado laxo en el control de armas, y ha puesto de manifiesto además la facilidad con la que se puede burlar la seguridad de los casinos para introducir pistolas o rifles.

En Nevada no se exigen permisos estatales para compra, registro o licencias de armas, y no se requiere un período de espera para comprobar los antecedentes criminales del cliente. Está permitido portar un arma escondida siempre y cuando se tenga permiso para ello; y es legal comprar ametralladoras o silenciadores si están registrados y cumplan la normativa estatal.

Según su hermano Eric, Paddock tenía numerosas armas de fuego, como parecen corroborar los registros de compra de armas, que muestran más de dos docenas de adquisiciones legales en los últimos años, según informa el diario The Washington Post.  Las autoridades de Las Vegas aún no han desvelado el tipo de armas usadas en la matanza, pero expertos consultados por el citado diario indican que podría haber contado al menos con un rifle automático.

Automático significa que, manteniendo apretado el gatillo, el arma escupe balas de forma continuada: en esencia, una ametralladora. Estos detalles importan porque aumentan el poder letal: por ejemplo, usar silenciador (un mecanismo muy restringido legalmente) permite seguir disparando durante más tiempo antes de que nadie se dé cuenta de lo que está pasando; usar mirilla conlleva poder elegir a las víctimas en vez de disparar al azar.

La matanza ha puesto además de manifiesto la facilidad con la que se puede introducir un arma de fuego en un hotel para, protegido desde las alturas, disparar contra una multitud. “Puedes meter un arma larga desmontada dentro de una maleta pequeña”, explica Angela Hrdlicka, ex agente secreto y ahora consultora privada a la agencia de noticias Associated Press. “Nadie va a darle más vueltas si ve a alguien llevar una bolsa de palos de golf o de esquís”, añade.